jueves, 3 de diciembre de 2009

Entremundos

Cuando realizamos una tarea que nos resulta familiar, una tarea repetitiva o, simplemente, seguimos la rutina, ponemos lo que llamo como El automático, en ese momento, dejamos tomar las riendas al subconsciente para trabajar con el consciente en otro menester.

En esta circunstancia desminuye nuestra atención hacia los sentidos, los sonidos llegan amortiguados, distantes, caminamos a un ritmo constante, o realizamos la actividad de turno sin sobresaltos, sin prisa pero sin pausa sería la frase adecuada, solemos mirar, según algunos, hacia el horizonte, con la mirada perdida, yo miro hacia el infinito.

Sin tenernos que preocupar demasiado por nuestro autómata privado, podemos dedicar ese tiempo regalado a pensar, imaginar o soñar, solo nosotros podemos limitar esa creatividad.

El único problema es que no podemos visitar este mundo a placer, pues es solo cuando no estamos pendientes de el, cuando hace aparición cual ilusionista profesional y al irse, se lleva su magia consigo, sin posibilidad de negociar.

Caminando entre mundos compuse mis mejores canciones, escribí mis mejores novelas, incluso fui cantante de rock, si, hasta llegar a mi destino, pues una vez allí, tocaba despertar, era eso o no volver jamás, de mi mundo celestial.


¡Hasta mañana pensadores! !Os dejo una pequeña imagen de mi mundo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario